La temática de este libro parece ser tan antigua como las religiones mismas, por la razón aparentemente evidente de que la religión -o por lo menos las religiones del Libro: judía, cristiana y musulmana- se preocupa por la división entre cuerpo y alma, y que, a propósito del cuerpo, su proposición básica es canalizar la sexualidad del individuo hacia una trascendencia comunitaria. Sin embargo, el propósito de la temática es mucho más restringido de lo que muestra a primera vista. En las religiones del Libro, por ejemplo, el estatus de las imágenes, en particular las del cuerpo, envuelven prohibiciones particularmente agudas.